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El Racing salió herido por el zorro pucelano

El Racing visitaba uno de los campos más complicados de la categoría. El estadio José Zorrilla es el fortín de los blanquivioletas. Los cántabros se presentaban allí sin Koné, su estrella. Mariano iba a salir desde el inicio. Paco no repitió los mismos jugadores por primera vez en la temporada.

El Racing empezó esperando en su campo. Ordenado, atento y con ganas de sorprender a uno de los favoritos. La batalla en el centro del campo era una partida de ajedrez. El zorro vallisoletano correteaba y mareaba al gigante cántabro, perdido por momentos y temido por sus relámpagos.

Los pucelanos empezaban las jugadas desde abajo, Marc Valiente era uno de los jugadores que salía con el balón controlado. La primera línea de presión la ejercía Mariano. Usaba su altura y su cuerpo para taponar posibles pases. Los chispazos verdiblancos llegaban a balón parado, las más claras las tuvo Fede San Emeterio, intenso y con ganas. El canterano se llevaba muchos choques aéreos en varias parcelas del campo. No estuvo fino en el remate, pero destacó en la compleja tarea del robo.

Goles del Valladolid-Racing de Santander. Foto: Arturo Herrera.

Goles del Valladolid-Racing de Santander. Foto: Arturo Herrera.

Pese al dominio del Valladolid, el Racing estaba cómodo. Cuando las espadas estaban en todo lo alto, Óscar se desmarcó y cabeceó un preciso centro de Álvaro Rubio desde la parte derecha. Mario no pudo hacer nada, la defensa no se esperaba ese pase y el Racing lo pagó. El varapalo morado dejó mermado al Racing. La gente racinguista esperaba ver algo diferente tras el descanso.

Desgraciadamente no fue así. El astuto mamífero pucelano salió con más ganas. En una jugada con polémica, ya que un jugador podía estar en posición antirreglamentaria. Llegaba el momento óptimo de los locales e iban a ahondar en la herida del viejo Racing. Óscar Díaz finiquita una jugada rara con un espectacular zurdazo desde la parte derecha. El esférico da en el larguero y se cuela en la red, antes de tocar la madera describió una increíble curva.

El jarro de agua fría fue tremendo, pero aún quedaban unas gotas por adherirse en la cara del conjunto racinguista. Otra vez por la parte derecha. Esta vez, Omar, el técnico mediapunta, templó el balón con el exterior de su pierna izquierda. Roger esperaba esa pelota y giró el cuello a la perfección. Tres a cero, tres zarpazos del zorro pucelano. El Racing se vino arriba con los cambios, buscó el gol con más corazón que cabeza, pero no le fue mal del todo.

Javi Varas fue expulsado por trabar a Concha. Otro Javi, Soria, sería el encargado de anotar la pena máxima. Después de eso, el Racing fue tremendamente superior. Los de Paco jugaron cómo sabían, con alegría. La figura de Miguélez creció. Uno de sus pases desubicó a los defensas castellanoleoneses, hasta el punto que casi se marcan en propia. Sólo el poste evitó el segundo del Racing. Ocurrió en dos ocasiones. Y es que, tras eso, Álvaro García pudo anotar con un gran disparo seco, con su talentosa zurda. La ejecución se llevó a cabo desde la parte derecha del área.

Así se llegó al final, con una sensación rara, ya que se podía haber sacado algo más. Pero no pudo ser. El Valladolid llegó tres veces con claridad y marcó tres. El Racing llegó con más peligro al principio y al final del encuentro. Aun así, lo que marca las diferencias es el gol, la efectividad. Tercer encuentro y tercera derrota. Hay que seguir creyendo en este grupo, nos sacaron del atolladero infernal. No estamos tan lejos.



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